26 de Enero de 2024
 
26/01/2021 10:45
El increíble camino de la estrella de la NBA Serge Ibaka

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Es quizás difícil de creer que el increíble ala-pívot Serge Ibaka tiene solo 31 años de edad. Después de todo, es alguien que ha sobrevivido a una guerra en su país de origen, que se mudó a Europa completamente solo siendo adolescente para perseguir su sueño deportivo, y que ahora lleva más de una década jugando para la NBA.
Ibaka todavía tiene por delante sus mejores años, pero hay algo que no ha cambiado durante su carrera: su conexión con su país de nacimiento, la República del Congo. Incluso ahora, casi 15 años después de haber dejado el Congo, sigue siendo conocido allí y es uno de los modelos a seguir para el baloncesto africano.



Una infancia devastada por la guerra

Ibaka nació en 1989 en la capital congolesa, Brazzaville, donde creció. Allí fue donde comenzó a jugar a baloncesto, cuando tenía siete años. El deporte siempre estuvo vinculado con su familia, sus padres jugaron a baloncesto y representaron a sus respectivas selecciones: su padre a la República del Congo, y su madre al país vecino, Zaire, que después se llamó República Democrática del Congo.

Aunque las condiciones no eran las mejores en Brazzaville, y que Ibaka tenía que jugar en canchas llenas de grietas, el joven jugador quedó prendado del deporte. "Era algo que nos gustaba tanto que no nos importaba cómo lo hacíamos, con tal de poder jugar", reconoció para The Oklahoman en una entrevista de 2010.

Sin embargo, las cosas cambiaron rápidamente. Estalló la guerra civil en el sur de la República del Congo en 1997. Esto coincidió con el fallecimiento de su madre por causas naturales. Así que los Ibakas se mudaron al norte, y no volvieron a Brazzaville hasta 2002, tras casi cuatro años fuera de su ciudad.

Entonces se originó la Segunda Guerra del Congo en toda la frontera. Resultaría ser el conflicto más mortífero desde la Segunda Guerra Mundial. El padre de Ibaka acabó siendo encarcelado por ir a trabajar a Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, al otro lado del río desde Brazzaville.

La abuela de Ibaka se hizo cargo de él mientras su padre estaba en la cárcel. Su familia volvió a reunirse al final de la guerra, en 2003.



Comienza el camino en el extranjero

Sin embargo, la difícil infancia de Ibaka nunca le diezmó su amor por el baloncesto. Continuó progresando y, con 16 años, disputó los Campeonatos Africanos sub18 de la FIBA, que tuvieron lugar en Sudáfrica, junto a la República del Congo. Acabó el torneo como el jugador con más puntos y rebotes.

Así llamó la atención de agentes europeos, y pronto Ibaka se encontró partiendo hacia Francia. Tenía 17 años y arrancaba así un camino en soledad. Su periodo en Francia fue corto, ya que pronto se mudó al sur de España, donde jugó para dos equipos de la Segunda División de este país.

Ibaka se adaptó rápidamente a España, y aprendió el idioma -otro más para la colección, tras su nativo lingala y el francés. Sus increíbles actuaciones hicieron que fuera invitado al campamento de la NBA en Nueva Orleans, donde llamó la atención de equipos de la NBA al saltar más alto de lo que los medidores podían registrar en la prueba de salto vertical.

Fue elegido el 24º en el Draft de la NBA de 2008 por los Seattle SuperSonics, que una semana después cambiaron su nombre por el de Oklahoma City Thunder. Sin embargo, Ibaka optó por jugar un año más en España, en la máxima categoría, de la mano del Manresa. Los Thunder le ficharon un año después, y se mudó a Oklahoma para comenzar su camino exitoso en la NBA.



Trabajo duro

"La capacidad atlética y la energía en su posición eran cosas que nos intrigaban", explicó hace unos años el manager general de los Thunders, Sam Presti. Y la curiosidad tuvo su recompensa. En siete temporadas con los Thunder, Ibaka lideró las estadísticas de bloqueos en la NBA en dos ocasiones y fue incluido en el mejor equipo defensivo en tres ocasiones.

Formó parte de un equipo con Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden en un momento de éxito para el equipo, cuando llegó a las finales de NBA en 2012 (en las que perdieron en cinco partidos ante Miami Heat) y las finales de la Conferencia Oeste cuatro años después.

Sin embargo, Ibaka siguió siendo humilde. En una entrevista en 2010, dijo sobre Congo: "Me ven como una superestrella, todo el mundo me admira. Estoy muy orgulloso de haber conseguido algo así y de lo que he progresado. Todo esto está pasando por el trabajo que he puesto en ello".



El éxito en los Juegos Olímpicos

Ibaka obtuvo la nacionalidad española, lo que le permitió formar parte de esta selección para disputar los Juegos Olímpicos de Londres 2012. España ganó la plata, y ésta fue la segunda medalla de Ibaka con la selección después del oro en el EuroBasket de 2011.

Sin embargo, no entró en las convocatorias de España para Río 2016 ni en el Mundial de 2019, en el que el combinado español ganó el oro. A pesar de ello, los éxitos en su carrera no iban a faltar.

En la temporada 2016-17 jugó medio curso con los Orlando Magic, tras un acuerdo con Oklahoma City en junio de 2016. Aquel noviembre, batió su récord de puntos en un solo partido cuando anotó 31 puntos en un partido contra su anterior equipo. Pero fue con su siguiente equipo, los Toronto Raptors, con los que Ibaka volvió a brillar fuerte. En la temporada 2018-19, fue un hombre clave para conseguir el título de la NBA. Mostró un gran entendimiento y conexión con Kyle Lowry, y también le benefició compartir equipo con su compañero de selección Marc Gasol. Así, Ibaka logró una media de 15 puntos y 8.1 rebotes por partido en la temporada regular.

En un curso afectado por la pandemia, la campaña 2020 acabó con los Raptors perdiendo el séptimo juego en las semifinales de la Conferencia Este contra los Boston Celtics. Después, Ibaka dejó Toronto para dar un paso más en su carrera. Con un campeonato de la NBA en su poder, Ibaka todavía tiene gasolina y mucho que demostrar. Para ello, ha firmado un contrato como agente libre con Los Angeles Clippers.



Tokio 2020 en el horizonte

A nivel de selección, es más complicado prever qué le espera. España está clasificada para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que tendrán lugar el próximo verano, y es favorita para acabar en el podio por cuarta ocasión consecutiva.

Ibaka rechazó "por motivos personales" entrar en la convocatoria del Mundial 2019. Sin embargo, explicó entonces que esta decisión no significa que no quiera volver a formar parte de la selección española. "Esto no significa que haya cambiado mi manera de ver la selección. Va a ser igual. La diferencia es que este año no he podido porque tuvo razones personales, tuve que arreglar temas familiares. Por eso fue", expresó Ibaka en declaraciones recogidas por EFE.

Así, podría haber opciones de que Ibaka participe en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en una competición que arrancará el próximo 25 de julio de 2021.

El compromiso de Ibaka con la selección española no ha cambiado, pero tampoco lo ha hecho su amor por África. Ibaka es uno de los jugadores más conocidos de África en la NBA, entre otros nombres como el camerunense Pascal Siakam, excompañero de Ibaka en los Raptors, o Joel Embiid (Philadelphia 76ers).

Ibaka, además, trabaja con la fundación UNICEF como embajador en el Congo, después un acuerdo con las Naciones Unidas en 2009. No solo realiza donaciones a UNICEF, sino que también desarrolla proyectos en su nativa República del Congo, pero también en la República Democrática del Congo.

Ha sido un largo camino para Ibaka, que aún tiene grandes años de baloncesto por delante. Pero pase lo que pase en su carrera a partir de ahora siempre habrá algo claro: el Congo no saldrá de su corazón.

Fuente: Tokyo 2020
 





 


 

 
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