26 de Noviembre de 2024
 
26/11/2020 20:52
Carolina Marín: "Nadie sabe todo lo que hay detrás de cada una de las medallas"

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Una semana más nos hemos colado en el despacho de Alejandro Blanco para ver que ocurre entre sus cuatro paredes. En esta ocasión, el presidente del Comité Olímpico Español ha recibido la visita de Carolina Marín. La mejor jugadora de la historia del bádminton nacional y mundial se ha presentado en la sede del Comité Olímpico Español para contarnos cómo ha sido el regreso a las competiciones, qué tal está física y emocionalmente para afrontar sus nuevos retos, el impacto que ha generado su documental ‘Puedo porque pienso que puedo’ y para tomarse un café con Alejandro.

El 2020 está siendo un año complicado para todos, pero para unos más que para otros. A Carolina se le ha juntado la pandemia con la pérdida de una pieza fundamental en su vida como era su padre y eso le ha llevado a estar más baja de ánimos. Sin embargo, reconoce que el apoyo de su familia le ha ayudado a recargar las pilas para volver a ser la que era.

“Ahora mismo me encuentro mucho mejor de lo que he estado estos meses de atrás. La pandemia para mí ha sido muy dura. Pasé toda la cuarentena en Huelva yendo día a día al hospital para estar cerca de mi papá, que sintiera mi apoyo, que supiera que estoy ahí con él. Finalmente, después de cinco meses de lucha, no pudo más y lo he perdido. Ya han sido tres meses desde su pérdida y sinceramente han sido muy duros. Hoy en día pienso que puedo con todo, pero realmente soy humana y no puedo con todo”.



Sin embargo, todo ese sufrimiento que ha sentido estos meses de atrás, no le han hecho cambiar de opinión. Al contrario, sigue queriendo ser la mejor. “Una cosa no quita la otra. Sigo queriendo ser la mejor jugadora de la historia, eso que no le quepa duda a nadie. Pero sí que me he dado cuenta de que cuando me lesioné de la rodilla derecha, hace más de año y medio, me pensaba que era lo peor que me podía pasar en la vida. Y fíjate tú que hace unos meses la vida me cambia y pierdo a mi padre. Ese tipo de cosas es lo que me ha hecho darme cuenta de verdad de las cosas que son importantes y que pasan desapercibidas”, reconoce.

Vuelta a la competición

Después de meses sin competir, regresó a las pistas en el Abierto de Dinamarca y el Super 100 de Alemania, donde llegó a la final y semifinal, respectivamente. Pero pese a los resultados, la onubense asegura que no ha mostrado su mejor versión. “Las sensaciones no han sido las mejores. Sí que es verdad que la pandemia me ha servido para entrenar cosas, mejorar detalles…pero tengo que decir que emocionalmente no estaba bien. Quería hacer que estaba bien, pero internamente no lo estaba. No he llegado a disfrutar cuando estaba compitiendo”.

Tras dichas competiciones, disfrutó de unos días de descanso con su familia. Un reencuentro que le sirvió para recargar las pilas y afrontar los nuevos objetivos con energía renovada. “Esos días de descanso después de estos torneos y el arroparme de mi familia es lo que ha hecho que ahora te pueda decir que me siento mucho mejor, con energía renovada y con fuerzas para afrontar lo que viene”.



Y lo que viene son el Campeonato de Europa por equipos, aunque aún es duda, y tres semanas en Tailandia con importantes competiciones. “Me han convocado (para el Campeonato de Europa), pero todavía no sé si voy a ir. Tengo que hablar con mi equipo para ver si voy a algún partido o si me quedo aquí en Madrid entrenando, porque para mí los torneos importantes son los que tengo en enero, que son tres semanas seguidas. Van a hacer una pequeña burbuja en Tailandia donde habrá dos Master 1000 y después las World Tour Finals”, explica.

El 2021, un año importantísimo

El nuevo año arrancará para ‘Caro’ en Tailandia y acabará en Huelva, donde se disputará el Campeonato del Mundo. Y entremedias visitará Tokio, donde buscará su segunda medalla olímpica. “Para mí el año 2021 ya era importante porque tenía ese Mundial en diciembre en casa, pero ahora es doblemente importante porque tengo esos dos objetivos. En verano los Juegos Olímpicos y luego, en diciembre, ese Mundial en mi casa, con mi gente”.

Una nueva medalla de oro olímpica es la obsesión de Carolina. Sin embargo, ese sueño tuvo que aplazarse un año. Algo que a muchos deportistas ha descolocado, pero que a Carolina ha beneficiado. “Creo que soy de los pocos deportistas, por no decir la única, que ha tenido la ‘suerte’ de que los Juegos se hayan pospuesto, sobre todo por la situación personal en la que estaba. La decisión hizo que estuviera más tranquila conmigo misma porque sabía que tenía un año por delante para estar preparada, para volverme a motivar, para tener más ganas de conseguir ese oro en Tokio. Y desde el día que volví a coger una raqueta después de la pandemia, mi cabeza no piensa en otra cosa que en esa medalla de oro”, reconoce.

Del flamenco al bádminton

Un oro olímpico, tres mundiales y cuatro europeos lucen en su palmarés particular. Pero esas ocho medallas no son casualidad. Son fruto del trabajo, el sacrificio, la entrega y dedicación que Carolina Marín ha puesto en este deporte desde que un día decidió cambiar el flamenco por el bádminton.



“Yo hacía flamenco y una amiga mía, con la que iba a clase, descubrió el bádminton y me invitó a ir con ella. Teníamos un pabellón cerca de casa y fui. No sé si fue la rareza de ese deporte, porque era totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado a ver, o ese carácter competitivo que yo tengo, que cuando algo me gusta no hay quien me lo quite, pero me gustó. Y así empezó todo”, explica sonriendo.

Y tan claro tenía sus objetivos que con 14 años decidió trasladarse a Madrid para ser la mejor de la historia, pese a la tristeza de sus padres. “Fue un momento delicado y difícil. Soy hija única y en aquel momento mis padres estaban separados, y su tesoro, se marcha a 600 km a la capital. La primera palabra de mi padre fue no. Pero el hecho de pedirles que me dejaran vivir mi sueño les convenció y me apoyaron. Y mi madre me dijo: ‘si no estás contenta, siempre tienes las puertas de casa abiertas’. Al final me dejaron ir, me acompañaron en ese viaje a Madrid y en el viaje de vuelta, mi padre no paró de llorar”, cuenta.

Y añade: “Cuando llegué a Madrid tuve una conversación con Fernando en la que el me preguntaba, creo que inocentemente para saber cuál era mi mentalidad y cómo afrontaba yo el venirme a Madrid, que qué quería ser como jugadora de bádminton, y esa niña de 14 años le dice que quiere ser la mejor en todo, número uno del mundo, campeona olímpica, del mundo y de Europa. Yo no era consciente de todo el esfuerzo, el trabajo diario, el sacrificio que eso requería. Pero hoy en día me siento orgullosa de cada decisión que he tomado, del esfuerzo, del sacrificio y el trabajo diario que actualmente sigo haciendo porque es algo que me merece totalmente la pena porque es lo que quiero en mi vida”.



Y desde entonces ya han pasado 13 años con Fernando Rivas como entrenador, con el que ha creado el binomio perfecto para convertirse en los mejores de la historia. “Estoy agradecida eternamente por cada una de las cosas que ha hecho en estos 13 años que llevamos trabajando juntos. Para mí ha sido una pieza fundamental y clave en mi carrera deportiva. Creo que sin él y sin, por supuesto, el resto del equipo que he tenido desde que me vine a Madrid, habría sido imposible conseguir todas las cosas que he conseguido. Yo soy la que está en la pista y la que se lo juega todo, y el bádminton es un deporte individual porque tu estas jugando ahí, pero el bádminton es un deporte de equipo, sin cada uno de los miembros del equipo que me rodea, sería imposible. Fernando ha marcado mucho, sobre todo por esas ganas, esa ambición de querer ser el mejor entrenador de la historia y tuvo la casualidad de encontrarme a mí y poder trabajar juntos”.

‘Puedo porque pienso que puedo’

Y para mostrar precisamente todo eso que hay detrás de sus victorias (y derrotas), Carolina decidió aceptar la propuesta de grabar un documental sobre su día a día. “Necesitaba que todo el trabajo que hacemos detrás se viera reflejado en esas imágenes. Cuando a mí me ofrecieron grabar esa docu-serie no dudé en decirles que sí, al contrario, les abrí las puertas en todos los ámbitos de mi vida. Las medallas son muy bonitas, pero nadie sabe todo lo que hay detrás, todo ese camino a recorrer para conseguir cada una de esas medallas y fíjate tú que a través de esta docu-serie y de estas imágenes se ven muchas cosas”, asegura.

Y añade: “Todo está grabado tal cual pasa. No hay nada ficticio. Conversaciones, momentos no tan buenos. Quiero que la gente vea que esto no es un camino de rosas. Que, porque yo quiera ganar siempre, no siempre gano. Mi primer torneo después de la lesión lo quiero ganar y en el primer partido, pierdo. Eso también se ve. Son momentos que hay que superar. No es una docu-serie donde solo se ven cosas bonitas, no. También hay momentos duros que hay que superarlos y que si la gente quiere se superan”.



“Mi lema principal es este: “puedo porque pienso que puedo”. Lo saqué en una sesión con mi primer psicólogo hace ya muchos años, pero es algo que llevo conmigo. De hecho, en Rio 2016 en algunos de los momentos complicados de los partidos me decía esa frase y tocaba algo dentro de mí que hacía que cambiase el chip. También me siento orgullosa porque ese lema ayuda a otras personas”, concluye.

¿Y después de Tokio?

Carolina ya tiene la mira puesta en el 2021 y tiene claro que también quiere estar en París 2024. Después ya veremos. “2021 va a ser un año bastante duro, pero ambicioso. Quiero aspirar a lo máximo, al oro en las dos competiciones. Después necesitaré un buen descanso porque creo que me lo mereceré y luego sí que quiero hacer otro ciclo olímpico”, confirma segura.

Después de París no sabemos qué pasará, pero lo que sí que sabemos es que el bádminton tiene Carolina Marín para rato. “El día que llegue mi retirada tengo claro que no quiero desvincularme del bádminton porque el bádminton es lo que me ha dado mi vida. Soy lo que soy gracias al bádminton. No me gustaría ser entrenadora de alto nivel, porque ya he visto como es la vida del deportista y es muy sacrificada, pero me encantaría ayudar a esos jóvenes que hoy en día han visto que se puede y que hay un camino a recorrer”, concluye.

Antes de despedirse, Carolina Marín le dedica una fotografía a Alejandro Blanco y le da las gracias por toda su dedicación. Y el presidente le responde agradeciéndole su visita y deseándole lo mejor del mundo en ese 2021 tan ambicioso para ella.

Puedes visualizar el vídeo de la entrevista aquí: https://www.youtube.com/watch?v=9WdBcPjRBWk
 





 


 

 
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